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viernes, 16 de agosto de 2013

LOS 5 TESOROS QUE NO ESTAN EXPUESTOS

Varios museos alrededor del mundo guardan tesoros que por su valor y fragilidad exhibirlos sería demasiado arriesgado. Aquí una lista de 5 objetos atesorados en los archivos de los museos.


 


1. Bandera de la batalla de Trafalgar en The National Maritime Museum, Greenwich, Londres.
Esta enorme bandera ondeaba en popa de un navío español, el San Ildefonso, en el enfrentamiento con la flota inglesa dirigida por Nelson. La segunda gran aparición de esta bandera fue en el funeral de Nelson el 9 de enero de 1806, junto con una bandera francesa también capturada en Trafalgar.
El museo mantiene la bandera guardada porque es muy frágil y no tienen espacio suficiente para colgarla en algún lugar. Mide 10 metros de largo y 14.5 metros de ancho.





2. Traje espacial de Harrison Schmitt en la Institución Smithsoniana y Archivo Museo del Espacio, en Washington D.C.
Harrison H. “Jack” Schmitt del Apollo 17 es uno de los hombres que ha caminado en la superficie lunar y quien tomó una de las fotos más importantes de nuestro planeta llamada “The Blue Marble”, donde se encuentra la Tierra iluminada por el Sol. Su traje espacial está cubierto por polvo gris, especialmente las rodillas porque pasó su tiempo en la luna recolectando rocas.
El polvo lunar es la razón por la cual el traje de Harrison Schmitt no se encuentra en aparador, no hay forma de mantenerlo a la vista sin que el polvo se pierda.





3. Una pieza del árbol de Newton, Sociedad Real, Londres.
En el sótano de la Sociedad Real —una de las academias de ciencia más antiguas del mundo, que tienen un cuarto de millón de manuscritos acerca de disertaciones científicas, publicaciones y cartas de las más grandes mentes científicas— entre libros y escritos se encuentra una pieza el árbol del que cayó la manzana que golpeó la cabeza de Isaac Newton.
En la Sociedad Real hay un escrito de Newton contando el evento de la manzana a William Stukeley, autor de Memoirs of Sir Isaac Newton’s Life (1752). Entonces el árbol sí insipiró a Isaac Newton, incluso si la manzana no golpeó su cabeza.
Hay varios fragmentos del árbol, dos reglas y un prisma hecho de la madera del árbol. Uno de los fragmentos se encuentra en una bolsa color rosa porque estuvo en la nave Atlantis en 2010 para que pudiera experimentar la gravedad cero. El plan también era dejar caer una manzana real en la estación espacial y filmar si estaba sujeta a la gravedad o no. No lo hicieron porque una astronauta que no sabía del experimento se comió la manzana.





4. El sutra del diamante, Biblioteca Británica, Londres.
El sutra del diamante es el escrito más antiguo del mundo, se trata de una lección por parte de Buddha a su discípulo Subhuti. Sutra es sánscrito para “enseñanza” y Buda pidió a Subhuti nombrar la lección “El Diamante de la Sabiduría Trascendente”. Dijo que las palabras del sutra cortarían como una navaja a través de la ilusión para enseñar a aquellos que lo lean o lo canten lo que es real y duradero.
En la lección, Buda explica que recitar el sutra da buena fortuna. Los budistas en todo el mundo cantan El Sutra Diamante hoy, de la misma forma en que era recitado hace más de un milenio.
Este trabajo se encuentra la mayor parte del tiempo en una bóveda en la Librería Británica. Puede estar en exhibición de vez en cuando pero nunca por mucho tiempo. El papel es delicado y la luz lo daña por lo que es mejor mantenerlo en la bóveda.





5. Mural Alicia de Miró y Josep Llórens Artigas, Guggenheim, Nueva York.
En el Solomon R. Guggenheim Museum en Nueva York, hay una pieza de arte que cada visitante ha visto, muy pocos saben que se encuentra ahí. Es un mural llamado Alicia, craedo por el surrealista español Joan Miró con la ayuda de su amigo el ceramista Josep Llórens Artigas y su hijo. Lo hicieron sobre 190 piezas de cerámica. Es muy grande, mide más de 8 pies de alto y 19 de ancho. Se encuentra detrás de un muro blanco que tiene una pequeña ventana a la que los curadores se asoman para revisar que la pintura se encuentre bien.
Harry F. Guggenheim, quien estuvo a cargo del museo, mandó a hacer el mural en 1963 en honor a su esposa Alicia Patterson Guggenheim que murió el mismo año. En 1967, hubo una celebración para develar la pintura en el muro que se encuentra bajo la rampa de espiral. Durante muchos años, el mural era lo primero que veían los visitantes.















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