1. Preguntar “¿De qué operador eres?”
En una época en la que las tarifas planas de voz son en minutos, hubo un tiempo en el que los precios de las llamadas de voz variaban en función de llamar a fijo, móvil, o si era una llamada de tu mismo operador u otro. Así, era muy normal que al conocer a alguien y cumplir el ritual de intercambiar números de teléfono, preguntaras lo de “¿y tú de qué operador eres?”. Por saber si era un amigo de “los caros” o “de los tuyos”.
2. Aguantar todo el fin de semana sin cargar el teléfono
Te podías ir perfectamente de escapada el fin de semana sin que entraras en colapso al darte cuenta de que te habías olvidado el cargador del móvil en casa. Esto a día de hoy es impensable, incluso en el mismo día. La batería duraba y duraba… claro, que hay que reconocer que el uso no era el mismo. ¿Y lo que pesaban algunos de esos cargadores, qué? En ocasiones eran tan grandes como el teléfono.
3. Dar un toque
El hecho de dar un toque también era conocido como “hazme un ring”, “hazme una perdida”. ¿Cómo lo llamabas tú? Se solía utilizar como modo de confirmación en plan “avisa que llegas bien a casa” o “avisa cuando vayas a salir de casa”. En su otra variante, las parejas de enamorados se daban toques sin más, por aquello del “estaba pensando en ti”.
4. Esperar a que dieran las 6 para llamar
¿Te acuerdas cuando tenías que elegir si querías el plan de mañana o el plan de tarde? Normalmente la gente se solía coger el de tarde por aquello de “bueno, por la mañana estoy en el trabajo o en clase”. Esperabas ansioso que dieran las 6 de la tarde para llamar.
5. Los SMS de Navidad
Cuando llegaba Nochebuena y Nochevieja, tu móvil se llenaba de los mismos mensajes predefinidos con su intento de ingenio. Algunos eran míticos y se convirtieron en clásicos. Sirvan como muestras algunos como… “Que en estas fiestas, la magia sea tu mejor traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino y tu felicidad mi mejor deseo”; “La policía busca a una persona guapa, sexy, carismática e increíblemente buena en la cama”…
6. Las cadenas de mensajes
Estas eran atemporales. Al igual que a tu cuenta de Hotmail llegaban cadenas avisando de que iban a cerrar el Messenger, o powerpoints animados con fotos de gatitos, todos tuvimos un amigo o familiar que te hacía llegar esas cadenas de SMS de la buena suerte. Por allí se cruzaban angelitos, duendes, buenos deseos y reenviarlo a tus 50 mejores amigos. ¿Te llegó alguno?
7. Navegar por wap
En los albores de Internet en el móvil, algunos modelos te dejaban conectarte vía wap. En unas pocas líneas, igual podías empezar a ver titulares de noticias, engancharte a juegos…y de paso dejarte la vista en tan diminuta pantalla.
8. Bajarte politonos
Si sonaba el “Nokia Tune”, sabías ya qué móvil llevaba sin sacarlo del bolsillo. Además de los tonos predefinidos, se empezaron a poner de moda páginas de Internet donde venían “partituras” e indicaciones para componer tonos de llamada para tu teléfono. Luego llegarían los anuncios en los programas de la tele para que te descargaras el politono. Nuestras canciones favoritas empezaban a sonar en forma de Casio o tonillo, ciertamente unas veces más logradas que otras.
9. Comprar fundas para llevar tu móvil en la cintura.
Como si de una riñonera se tratara, los móviles de antaño eran pelín grandes como para llevarlos en el bolsillo. Muchos arriesgados desafiaban a las modas y nos les importaba comprarse esas fundas con opción de enganchar al cinturón como si tuvieras un walkie talkie.
10. Presumir de tener móvil
En 2006 la telefonía móvil superó al número de habitantes en España, pero si nos remontamos a la segunda mitad de la década de los 90, cuando uno de tus amigos aparecía con su nuevo y flamante teléfono móvil, le mirábamos con cara de envidia. Ese momento en el que te decía: “te dejo llamar, pero tengo poco saldo”. Con el paso de los años el uso se iría generalizando y vivimos una época a final de los 90 donde te daban un móvil en el banco y hasta en la charcutería. Qué tiempo tan feliz…
¿A que te has reido? Bueno mi Padre creo que alguna hace todavia. Jejejeje.
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