Esta disparidad de precios es la justificación para que Extell haya diseñado dos entradas separadas al edificio: una para los propietarios y otra para los arrendatarios de la parte "asequible" de la torre de lujo.
Como era de esperar, las puertas para los "ricos" y "pobres" provocaron gran polémica e indignación en la comunidad neoyorquina.
"Eso no tiene cabida en el siglo XXI, sobre todo en el Upper West Side, que es y siempre ha sido un bastión del progresismo", afirma la asambleísta Linda Rosenthal. "¡Esto es condenable! ¿Cuál es la necesidad de segregar a la gente de la clase trabajadora de bajos ingresos de los ricos?", añadió la demócrata.
Aunque el edificio aún está en construcción, ya cuenta con algunos opositores: "Debe haber una sola puerta para que todos puedan compartir el acceso por igual", dijo uno de los futuros residentes.
La junta comunitaria local se ha puesto en contacto con las autoridades competentes para que obliguen al contratista a tomar medidas para "evitar una situación en la que los inquilinos de viviendas asequibles son relegados a la condición de ciudadanos de segunda clase".
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