El juez que instruye el caso del accidente ferroviario de Santiago de Compostela ordenó hoy la puesta en libertad con cargos para el maquinista, Francisco José Garzón. El conductor, de 52 años, compareció hoy ante el juez para aclarar las circunstancias del suceso, que causó 79 muertos después de que el tren descarrilara en una curva próxima a Santiago (noroeste).
El pasado domingo, ante el juez Luis Aláez, el maquinista de 52 años admitió haber cometido una imprudencia a los mandos del tren, según fuentes judiciales.
El magistrado dictó para el maquinista, además de la libertad con cargos, unas medidas cautelares, como la retirada de su pasaporte y la obligación de comparecer con una periodicidad semanal ante el juez.
Antes de esa declaración en los juzgados, el magistrado entregó a las partes personadas en el caso una copia del atestado policial sobre el siniestro, ocurrido en Angrois a pocos kilómetros de la estación de Santiago, cuando el tren que hacía el servicio Madrid-Ferrol descarriló en una curva.
Las partes tuvieron oportunidad de consultar el informe policial antes de que empezara la declaración del maquinista ante el juez.
Garzón fue trasladado desde la comisaría local en un vehículo policial, con otro de escolta y en su interior viajaba esposado y con gafas oscuras.
A su llegada a los juzgados le esperaba un fuerte cordón de agentes y una nube de periodistas y cámaras, en una muestra del fuerte interés informativo que el caso suscita en España.
Se trata del accidente ferroviario más grave ocurrido en España en las últimas cuatro décadas.
El balance provisional de muertos se incrementó hoy en uno, hasta 79, después de que una pasajera estadounidense del tren accidentado falleciera en un hospital de Santiago como resultado de sus heridas.
En el siniestro fallecieron ciudadanos de España, Colombia, México, Brasil, República Dominicana, Italia, Francia, Argelia y Estados Unidos.
Pasado el mediodía de hoy permanecían ingresadas en centros sanitarios de la región de Galicia setenta personas.
Entre ellas, veintidós están en situación crítica -dos las cuales son menores de edad- y otras 48 tienen un diagnóstico menos grave, según las autoridades locales.
Los heridos son naturales de España, Argentina, Venezuela, Chile Colombia, Perú, Estados Unidos y Reino Unido.
Las autoridades locales ultimaban hoy los preparativos para el funeral por las 79 víctimas del siniestro, que tendrá lugar lunes 29 de julio, a partir de las 19 horas en la Catedral de Santiago, el destino de los peregrinos que hacen el camino jacobeo.
A la ceremonia, que será oficiada por el arzobispo de Santiago, asistirán el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y diferentes autoridades políticas, así como los Príncipes de Asturias y la infanta Elena, primogénita del rey Juan Carlos.
Cuando acabe la ceremonia religiosa, las autoridades tendrán un encuentro con los familiares de las víctimas presentes en la catedral compostelana.
Se trata de un funeral oficial y no un funeral de Estado, pues este último se celebra únicamente en memoria de exjefes de Estado o de Gobierno, personalidades de relevancia histórica o, en algunos casos, de víctimas de atentados terroristas.
El pasado domingo, ante el juez Luis Aláez, el maquinista de 52 años admitió haber cometido una imprudencia a los mandos del tren, según fuentes judiciales.
El magistrado dictó para el maquinista, además de la libertad con cargos, unas medidas cautelares, como la retirada de su pasaporte y la obligación de comparecer con una periodicidad semanal ante el juez.
Antes de esa declaración en los juzgados, el magistrado entregó a las partes personadas en el caso una copia del atestado policial sobre el siniestro, ocurrido en Angrois a pocos kilómetros de la estación de Santiago, cuando el tren que hacía el servicio Madrid-Ferrol descarriló en una curva.
Las partes tuvieron oportunidad de consultar el informe policial antes de que empezara la declaración del maquinista ante el juez.
Garzón fue trasladado desde la comisaría local en un vehículo policial, con otro de escolta y en su interior viajaba esposado y con gafas oscuras.
A su llegada a los juzgados le esperaba un fuerte cordón de agentes y una nube de periodistas y cámaras, en una muestra del fuerte interés informativo que el caso suscita en España.
Se trata del accidente ferroviario más grave ocurrido en España en las últimas cuatro décadas.
El balance provisional de muertos se incrementó hoy en uno, hasta 79, después de que una pasajera estadounidense del tren accidentado falleciera en un hospital de Santiago como resultado de sus heridas.
En el siniestro fallecieron ciudadanos de España, Colombia, México, Brasil, República Dominicana, Italia, Francia, Argelia y Estados Unidos.
Pasado el mediodía de hoy permanecían ingresadas en centros sanitarios de la región de Galicia setenta personas.
Entre ellas, veintidós están en situación crítica -dos las cuales son menores de edad- y otras 48 tienen un diagnóstico menos grave, según las autoridades locales.
Los heridos son naturales de España, Argentina, Venezuela, Chile Colombia, Perú, Estados Unidos y Reino Unido.
Las autoridades locales ultimaban hoy los preparativos para el funeral por las 79 víctimas del siniestro, que tendrá lugar lunes 29 de julio, a partir de las 19 horas en la Catedral de Santiago, el destino de los peregrinos que hacen el camino jacobeo.
A la ceremonia, que será oficiada por el arzobispo de Santiago, asistirán el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y diferentes autoridades políticas, así como los Príncipes de Asturias y la infanta Elena, primogénita del rey Juan Carlos.
Cuando acabe la ceremonia religiosa, las autoridades tendrán un encuentro con los familiares de las víctimas presentes en la catedral compostelana.
Se trata de un funeral oficial y no un funeral de Estado, pues este último se celebra únicamente en memoria de exjefes de Estado o de Gobierno, personalidades de relevancia histórica o, en algunos casos, de víctimas de atentados terroristas.
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