Cuando una persona ha sido declarada legalmente muerta, la compañía de preservación criogénica es informada y esta envía un equipo con la intención de mantener la sangre fluyendo por el cuerpo, que es envuelto en hielo e inyectado con varios químicos para reducir la formación de coágulos sanguíneos y daños al cerebro.
¿Qué es el proceso criogénico?
Cuando el cadáver llega a las instalaciones criogénicas se enfría apenas por encima del punto de congelación del agua. Se le sustrae la sangre que se reemplaza con una solución para preservar los órganos.
A las venas y arterias les inyectan una solución crioprotectora para intentar reducir la formación de cristales en órganos y tejidos cuando el cuerpo sea enfría a -130C.
El paso final es colocar el cuerpo en un contenedor que es sumergido en un tanque de nitrógeno líquido que se mantiene a -196C.
Los últimos datos disponibles revelan que unas 150 personas tienen sus cuerpos guardados en estos tanques de nitrógeno líquido en Estados Unidos, mientras que unas 80 sólo tienen sus cerebros o sus cabezas conservadas.
Más de mil personas han dejado instrucciones para que al morir una de esas empresas criogénicas preserven sus cuerpos.
Las esperanzas
Los entusiastas de la preservación criogénica dicen que hay tres razones para ser optimistas.
Primero, pese a que las organizaciones deben esperar a que el paciente sea legalmente declarado como fallecido antes de poder congelarlo, sostienen que el daño al cerebro puede reducirse asegurándose que se mantienen los niveles de oxígeno.
Segundo, enfriar el cuerpo a una temperatura lo suficientemente baja reduce los procesos químicos en las células y tejidos lo suficiente como para prevenir cualquier degradación mayor del cuerpo.
Y finalmente -aunque es inevitable que se sufran daños en el cuerpo por el proceso de enfriamiento, además de los que ya tenía por cualquier enfermedad que el individuo haya sufrido o el proceso natural de envejecimiento-, tienen la esperanza de que la futura nanotecnología pueda reparar esos daños.
Los problemas
Si una persona es enfriada por debajo de los -5C, el agua dentro de sus células se congela y crea cristales de hielo. Como el hielo es menos denso que el agua líquida, ocupa más espacio, así que los cristales perforan las membranas celulares creando un daño severo.
Las instalaciones de preservación criogénica intentan superar ese problema empleando un proceso conocido como vitrificación, con el que se reemplaza parte del agua corporal con agentes crioprotectores, para reducir la formación de cristales.
Hasta ahora no hay pruebas de que se pueden vitrificar los órganos humanos.
"Sabemos que podemos vitrificar con éxito pequeñas cosas como insectos y tejidos simples como venas", explica el doctor Dayong Gao, criobiólogo de la Universidad de Washington, en Seattle.
"En tamaño pequeño es más fácil controlar el enfriamiento y la difusión de los crioprotectores".
¿Se verán afectados los órganos de los pacientes sometidos a criogenia?
"Simplemente no sabemos si han sufrido un daño al punto que hayan 'muerto' durante la vitrificación porque los pacientes están dentro de cilindros de nitrógeno líquido", explica Gao.
El pronostico no es esperanzador, según el bioquímico Ken Storey, de la Universidad Carleton de Ottawa, Canadá.
"Tenemos diferentes órganos y sabemos por las investigaciones sobre preservación de órganos para transplante que incluso si fuera posible criopreservarlos, cada uno necesitaría ser enfriado a niveles diferentes y con diferentes mezclas y concentraciones de crioprotectores", afirma Storey.
"Incluso si sólo quieres preservar el cerebro, éste tiene decenas de áreas distintas que deberías criopreservar usando diferentes protocolos".
Sobrevivir el deshielo
Si los científicos logran un día dilucidar cómo criopreservar un cuerpo humano completo, todavía les quedará el asunto de devolverlo a la vida.
"Incluso si logramos limitar el daño producto de los crioprotectores, queda por verse cómo serán removidos de una manera segura", afirma el Dr. Gao.
Hay otras complicaciones, como el hecho de que enfriar un cuerpo a -196C, lo hace extremadamente frágil.
"El cuerpo se puede romper fácilmente, como un vidrio, durante el recalentamiento, debido a las tensiones térmicas", aclara Gao y añade que el cerebro, que tiene más de 10.000 conexiones por cada unas de sus 100.000 millones de neuronas, es particularmente sensible al calor y el frío.
¿Cuáles son los daños?
También está el asunto de que esos cuerpos pueden no haber estado en la cúspide de la salud cuando fueron congelados, sino haber muerto tras una vida de enfermedad y envejecimiento.
Los que abogan por la preservación criogénica dicen que la nanotecnología, que es la manipulación de la materia a nivel molecular, proveerá algún día la solución.
Pero el profesor Storey es extremadamente exceptico debido a la escala del problema en cada célula.
"Una célula humana tiene cerca de 50.000 proteínas y cientos de millones de moléculas de grasa que constituyen las membranas. La criopreservación interrumpe todo eso", afirma.
Un conocimiento mucho más profundo sobre cómo funciona el cerebro también será crítico para saber cómo necesitamos ser reparados.
El neurocientífico Martin Ingvar del Instituto Carolingio de Estocolmo dice que "las sutiles propiedades del cerebro son desiguales. Algunas de esas conexiones son cruciales mientras que otras pueden perderse, pero no sabemos cuáles".
Sin embargo, Ingvar alega que la identidad de una persona puede ser teóricamente mantenida en el futuro si los científicos encuentran cómo superar los efectos destructivos de la criopreservación.
"Si eso puede resolverse, no hay razón por la cual (en teoría) una procedimiento criogénico no pueda preservar memorias. Aunque sería como un viaje en el tiempo, con una gran confusión para el sujeto".
Futuro incierto
Sea como sea, la criogénica es un asunto de esperanza y fe en el futuro.
En general, todos los sitios web de organizaciones criogénicas declaran que "aunque no hay garantías" la criopreservación pude funcionar porque la "tecnología siempre está mejorando".
"La gente siempre puede tener esperanzas de que las cosas cambiarán en el futuro, pero no hay fundamentos científicos que apoyen a la criogenia en este momento", concluye Gao.
Cuando el cadáver llega a las instalaciones criogénicas se enfría apenas por encima del punto de congelación del agua. Se le sustrae la sangre que se reemplaza con una solución para preservar los órganos.
A las venas y arterias les inyectan una solución crioprotectora para intentar reducir la formación de cristales en órganos y tejidos cuando el cuerpo sea enfría a -130C.
El paso final es colocar el cuerpo en un contenedor que es sumergido en un tanque de nitrógeno líquido que se mantiene a -196C.
Los últimos datos disponibles revelan que unas 150 personas tienen sus cuerpos guardados en estos tanques de nitrógeno líquido en Estados Unidos, mientras que unas 80 sólo tienen sus cerebros o sus cabezas conservadas.
Más de mil personas han dejado instrucciones para que al morir una de esas empresas criogénicas preserven sus cuerpos.
Las esperanzas
Los entusiastas de la preservación criogénica dicen que hay tres razones para ser optimistas.
Primero, pese a que las organizaciones deben esperar a que el paciente sea legalmente declarado como fallecido antes de poder congelarlo, sostienen que el daño al cerebro puede reducirse asegurándose que se mantienen los niveles de oxígeno.
Segundo, enfriar el cuerpo a una temperatura lo suficientemente baja reduce los procesos químicos en las células y tejidos lo suficiente como para prevenir cualquier degradación mayor del cuerpo.
Y finalmente -aunque es inevitable que se sufran daños en el cuerpo por el proceso de enfriamiento, además de los que ya tenía por cualquier enfermedad que el individuo haya sufrido o el proceso natural de envejecimiento-, tienen la esperanza de que la futura nanotecnología pueda reparar esos daños.
Los problemas
Si una persona es enfriada por debajo de los -5C, el agua dentro de sus células se congela y crea cristales de hielo. Como el hielo es menos denso que el agua líquida, ocupa más espacio, así que los cristales perforan las membranas celulares creando un daño severo.
Las instalaciones de preservación criogénica intentan superar ese problema empleando un proceso conocido como vitrificación, con el que se reemplaza parte del agua corporal con agentes crioprotectores, para reducir la formación de cristales.
Hasta ahora no hay pruebas de que se pueden vitrificar los órganos humanos.
"Sabemos que podemos vitrificar con éxito pequeñas cosas como insectos y tejidos simples como venas", explica el doctor Dayong Gao, criobiólogo de la Universidad de Washington, en Seattle.
"En tamaño pequeño es más fácil controlar el enfriamiento y la difusión de los crioprotectores".
¿Se verán afectados los órganos de los pacientes sometidos a criogenia?
"Simplemente no sabemos si han sufrido un daño al punto que hayan 'muerto' durante la vitrificación porque los pacientes están dentro de cilindros de nitrógeno líquido", explica Gao.
El pronostico no es esperanzador, según el bioquímico Ken Storey, de la Universidad Carleton de Ottawa, Canadá.
"Tenemos diferentes órganos y sabemos por las investigaciones sobre preservación de órganos para transplante que incluso si fuera posible criopreservarlos, cada uno necesitaría ser enfriado a niveles diferentes y con diferentes mezclas y concentraciones de crioprotectores", afirma Storey.
"Incluso si sólo quieres preservar el cerebro, éste tiene decenas de áreas distintas que deberías criopreservar usando diferentes protocolos".
Sobrevivir el deshielo
Si los científicos logran un día dilucidar cómo criopreservar un cuerpo humano completo, todavía les quedará el asunto de devolverlo a la vida.
"Incluso si logramos limitar el daño producto de los crioprotectores, queda por verse cómo serán removidos de una manera segura", afirma el Dr. Gao.
Hay otras complicaciones, como el hecho de que enfriar un cuerpo a -196C, lo hace extremadamente frágil.
"El cuerpo se puede romper fácilmente, como un vidrio, durante el recalentamiento, debido a las tensiones térmicas", aclara Gao y añade que el cerebro, que tiene más de 10.000 conexiones por cada unas de sus 100.000 millones de neuronas, es particularmente sensible al calor y el frío.
¿Cuáles son los daños?
También está el asunto de que esos cuerpos pueden no haber estado en la cúspide de la salud cuando fueron congelados, sino haber muerto tras una vida de enfermedad y envejecimiento.
Los que abogan por la preservación criogénica dicen que la nanotecnología, que es la manipulación de la materia a nivel molecular, proveerá algún día la solución.
Pero el profesor Storey es extremadamente exceptico debido a la escala del problema en cada célula.
"Una célula humana tiene cerca de 50.000 proteínas y cientos de millones de moléculas de grasa que constituyen las membranas. La criopreservación interrumpe todo eso", afirma.
Un conocimiento mucho más profundo sobre cómo funciona el cerebro también será crítico para saber cómo necesitamos ser reparados.
El neurocientífico Martin Ingvar del Instituto Carolingio de Estocolmo dice que "las sutiles propiedades del cerebro son desiguales. Algunas de esas conexiones son cruciales mientras que otras pueden perderse, pero no sabemos cuáles".
Sin embargo, Ingvar alega que la identidad de una persona puede ser teóricamente mantenida en el futuro si los científicos encuentran cómo superar los efectos destructivos de la criopreservación.
"Si eso puede resolverse, no hay razón por la cual (en teoría) una procedimiento criogénico no pueda preservar memorias. Aunque sería como un viaje en el tiempo, con una gran confusión para el sujeto".
Futuro incierto
Sea como sea, la criogénica es un asunto de esperanza y fe en el futuro.
En general, todos los sitios web de organizaciones criogénicas declaran que "aunque no hay garantías" la criopreservación pude funcionar porque la "tecnología siempre está mejorando".
"La gente siempre puede tener esperanzas de que las cosas cambiarán en el futuro, pero no hay fundamentos científicos que apoyen a la criogenia en este momento", concluye Gao.
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