Hommen nació el pasado mes de marzo, cuando la sociedad francesa mostraba una profunda fractura ante la inminente legalización del matrimonio homosexual y la adopción por parte de parejas del mismo sexo, que es ya una realidad.
Sus activistas, que nunca revelan su nombre, organizan actos de protesta con un marcado cariz mediático y solo se dejan fotografiar portando el antifaz blanco con el que se les identifica.
Se trata de una máscara de Pedroline, el personaje triste de la Comedia del Arte al que le brota una lágrima, con la que pretenden encarnar a "la mayoría del pueblo silencioso que sale de la sombra y llora de cólera", explican desde la organización, que presume de contar en sus filas con más de 2.000 voluntarios activos.
Aunque sus reivindicaciones son completamente antagónicas, sus técnicas de protesta se asimilan fácilmente a las de Femen, organización feminista radical con sede en París cuyas activistas utilizan sus pechos desnudos para combatir el machismo.
Hommen, que agrupa a varones alrededor de los treinta años, se sirve también del erotismo del cuerpo desnudo para difundir sus eslóganes y recibir una mayor cobertura mediática, en su caso, para intentar derogar la ley del matrimonio gay.
El jefe de redacción de "Americablog.com", el demócrata y defensor de los derechos de los gays John Aravosis, publicó un artículo sobre Hommen al que tituló: "Los homófobos más gays de Francia" y que rápidamente se difundió en Francia a través de los medios digitales y de las redes sociales, burlándose de esos "chicos jóvenes conservadores que aman a otros chicos".
"Considerarnos gays por enseñar el cuerpo es tener una mentalidad de la Edad Media, cuando un hombro descubierto provocaba desmayos", se limita a decir al respecto el portavoz de Hommen, que prefiere centrarse en su lucha política, y no en los vericuetos mediáticos de sus provocaciones.
Hommen, que surgió en París y se ha extendido a grandes urbes galas como Lyon y Marsella e incluso a Italia, defiende que "es la naturaleza" la que dicta que cada niño debe tener un padre y una madre y rechaza el "parentesco de ficción" con eslóganes como: "Las mujeres y los niños primero".
Pese a su mensaje tradicional y patriótico, los Hommen aseguran no ser "en absoluto" de derechas. Es más, cuentan que como organización apolítica no permiten el ingreso de miembros que militan en algún partido político, señalan.
Sin embargo, sí que arremeten contra el presidente de Francia, François Hollande, pidiendo su dimisión en actos tan mediáticos como la última final del torneo de tenis Roland Garros.
En pleno partido entre los españoles Rafael Nadal y David Ferrer, un miembro de Hommen saltó a la cancha con una bengala roja. Fue detenido inmediatamente por las fuerzas de seguridad, pero el fuego y la irrupción en el partido asustó al primero, según confesó el mismo.
Poco antes, habían colgado una pancarta en uno de los estadios del Grand Slam de París que pedía la dimisión del jefe del Estado francés, a quien también caricaturizaron junto a dobles de Stalin y Hitler en una protesta durante el desfile del 14 de julio, el día de la fiesta nacional de Francia.
Las encuestas, sin embargo, muestran que a finales del pasado mayo, justo antes de promulgarse la nueva ley, el 60 % de los franceses estaba a favor del matrimonio homosexual. Una vez aprobado el texto, el 67 % consideraba que las protestas contra los recién adquiridos derechos de los gays debían terminar.
Sin embargo, los militantes de Hommen -que cuenta con 7.500 adeptos en Facebook y con 4.000 seguidores en Twitter- aseguran que van a continuar con sus acciones hasta que Hollande dimita y en Francia se vuelva a prohibir que los homosexuales puedan casarse y adoptar hijos.
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